Colorado es el lugar perfecto para tener una experiencia lo más cercana al «Far West» en tu viaje por la Costa Oeste de los Estados Unidos. Bien es cierto que los vehículos han sustituido a los caballos. Los polvorientos caminos ahora son carreteras escénicas. Los ranchos ganaderos ahora hacen caja acomodando a huéspedes en la Gran Planicie de Colorado.
Los pueblos mineros del Viejo Oeste, donde antiguamente se extraía oro y plata, se esmeran por adecentar sus calles intentando salvaguardar todo lo posible el aspecto del más auténtico Lejano Oeste para atraer al turismo. Colorado es el lugar de la Costa Oeste donde vas a poder ver la mayor concentración de arquitectura propia de Lucky Luke.
Es apodado como el «Estado del Centenario», al ser adherido a Estados Unidos en 1876, justo el año del centenario de la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Y debe su nombre al río Colorado, bautizado así por los primeros colonizadores españoles. Pero, aunque el curso de éste mítico afluente comience en estas tierras, el estado de Colorado es famoso por ser uno de los mejores lugares para esquiar de Norte América.
El estado de Colorado es cruzado de norte a sur por las Montañas Rocosas, conocidas por los alpinistas de todo el mundo. Esta línea de picos establece la división hidrológica en América del Norte, separando a un lado las cuencas que desaguan en el océano Pacífico, y al otro los sistemas fluviales que terminan en el océano Atlántico.
Lo que a muchos nos sorprende también cuando observamos un mapa de EEUU son los límites geográficos “secos” y rectos de algunos de sus estados. Pero la simetría del estado de Colorado supera a la de cualquiera de los demás, ya que es el único cuyas 4 fronteras son paralelas a las líneas de latitud y longitud. Es además uno de los cuatro estados que componen el famoso “Four Corners”. El insólito punto donde se encuentran los límites territoriales de 4 estados, Utah, Arizona, New Mexico y Colorado.
La capital del estado, Denver, se encuentra prácticamente en el centro del país. Es conocida como la Mile-High City, ya que se sitúa oficialmente a una milla sobre el nivel del mar. Denver surgió como no iba a ser de otra forma, tras el hallazgo de unas pepitas de oro en 1858. Esto atrajo a muchas personas a Colorado con la esperanza de hacer fortuna, dando pie a la exploración, la minería y a la creación de nuevos asentamientos que pronto se transformaron en prósperas poblaciones con salones de juego y burdeles donde gastar o celebrar los nuevos hallazgos. Poblaciones que llegaban a experimentar un aumento de su censo de hasta 10.000 personas en tan solo 2 meses. Este es el mejor dato para que comprendamos lo que fue la fiebre del oro o “Golden Rush” como dicen allí.
Central City es una de ellas, fue conocida como “La milla cuadrada más rica de la Tierra”. No todo el mundo pudo hacerse rico, por tanto imaginaos la de rencillas y rencores que tuvo que haber, dando lugar a más de un duelo al amanecer como si del mejor film del oeste se tratara.
Breckenridge tiene una mezcla de viejos edificios de piedra y casas de estilo victoriano rodeado de impresionantes picos con el brillo de una gran estación de esquí de alta montaña. Breckenridge se fundó casi cuando todas las poblaciones de los alrededores, en 1859, cuando la fiebre del oro cegaba a casi todo el mundo. Sin embargo, no sabían que el color del oro con el que iban a hacer fortuna en el futuro sería blanco. Con la apertura de la estación de esquí de Breckenridge en 1961, la nueva vida económica se fundió con la rica historia de la zona creando un atractivo destino para esquiadores de todo el mundo.
Leadville por su parte, es un lugar especial, un tesoro, una joya en el centro del estado de Colorado para los que buscan arquitectura propia del más auténtico “Far West” a los pies de las Rocosas. Leadville se encuentra en un valle de alta montaña rodeado de picos nevados. De hecho, es la ciudad más alta de América del Norte, situada a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Pero sin duda, las poblaciones más conocidas en el estado de Colorado gracias a una histórica línea de ferrocarril que sigue funcionando desde 1882, son Durango y Silverton. Hoy en día ofrece viajes turísticos entre estas dos poblaciones que distan entre si unos 70 kms.
El pueblo de Durango fue fundado en 1880 como una estación terminal del tren “Denver & Rio Grande”. Al poco tiempo se descubrió una mina en Silverton, en lo alto de las montañas de San Juan, por lo que en 1881 se empezó a construir la línea de ferrocarril entre Durango y Silverton para bajar los minerales desde la montaña hasta Durango, además de enviar las provisiones a las montañas.
Al año siguiente, en 1882 empezó a funcionar la Durango & Silverton Narrow Gauge Railroad (DSNGR). El tren hacía un recorrido diario transportando tanto mercancías como personas. Desde muy pronto se dieron cuenta de que aparte del servicio económico que prestaba, se trataba de un ruta pintoresca y con un paisaje majestuoso y unas vistas realmente inolvidables.
La línea Durango-Silverton siguió funcionando y poco a poco el atractivo turístico fue creciendo, mientras la función de transporte minero disminuía, conforme declinaba esta actividad al agotarse los metales. La industria de Hollywood rodó allí secuencias de numerosas películas, como “Dos hombres y un destino” (1969).
En la actualidad el tren sigue funcionando con gran éxito, generando 50 millones de dólares al año, hasta el punto de que para viajar hay que hacer la reserva con al menos dos meses de anticipación en www.durangotrain.com
Esta parte de la Costa Oeste debería ser de visita obligada para cualquier viajero apasionado de todo lo relacionado a la conquista del Oeste. A lo largo de las 103 millas de la histórica ruta Frontier Pathways, puede conocerse la exploración y vida en el Oeste, donde las granjas y ranchos originales son fácilmente visibles, así como los fantásticos paisajes que atrajeron a los colonizadores hasta el Lejano Oeste.
En el estado de Colorado se conservan fuertes como el Bent’s Old Fort, uno de los últimos puestos de operaciones que los yanquis conservan en pie con más de 150 años. Este fuerte guarda tras de si una historia que ha inspirado a algún que otro director de cine.
Bent’s Old Fort fue construido en 1834 por los hermanos Charles y William Bent para el comercio de pieles con nativos americanos, convirtiéndose pronto en una importante parada a lo largo de la ruta comercial hacia el “Camino Real” en Santa Fe, siguiendo en parte las huellas del conquistador español Francisco Vázquez de Coronado, que más de dos siglos antes abrió dicha ruta en su expedición.
Además For Bent fue utilizado como suelo neutral en conversaciones de paz con los indios nativos de la zona, lo que llevó a tener un ambiente distendido entre las diferentes culturas y pueblos. Sin embargo, el malestar entre las tribus indias se acrecentó cuando el ejército de Estados Unidos utilizó este enclave en una de las últimas avanzadillas para entrar en México. Y más cuando Charles Bent fue nombrado gobernador del nuevo estado llamado New Mexico, como compensación por el uso del fuerte por parte de las tropas estadounidenses. Charles Bent fue asesinado y los indios empezaron a asaltar las carretas y caravanas que se dirigían hacia Santa Fe. ¿No me digáis que esto último no lo habéis visto en más de una película del Oeste?
Y es que conviene saber que antes de que los colonos ingleses se dedicaran a oprimir a las tribus amerindias, estas tierras ya las habitaban desde el siglo VI los indios anasazi, que construyeron sus poblados en las cimas de las mesetas y más tarde, a partir del siglo XII en las oquedades y cuevas que presentaban las paredes de los cañones, a modo de protección.
Los primeros europeos que llegaron a la región de Mesa Verde fueron como no los intrépidos exploradores españoles, que buscaban la ruta de Santa Fe de la que antes hemos hablado. De ahí el nombre latino de esta región. Lo bautizaron de tal forma debido a sus elevadas mesetas cubiertas de bosques de enebros y pinos. Aunque cuando los españoles pasaron por aquí, las viviendas de adobe y piedra construidas en las paredes de los cañones ya llevaban 500 años deshabitadas, ya que estos hogares ofrecían la máxima protección, pero también era un verdadero engorro andar subiendo y bajando a tan recóndito lugar.
Hoy en día podemos tener una buena visión de lo que fue la vida de los indios “Pueblo” que vivieron allí durante más de 700 años, gracias a Mesa Verde National Park, que protege más de 4,000 emplazamientos arqueológicos y 600 viviendas primitivas construidas en los acantilados. Estos sitios están entre los más destacados y mejor preservados de Estados Unidos.
Estados Unidos no tiene una gran historia, por el contrario, tiene pequeñas historias que gracias al cine nos son familiares. Los estadounidenses no tienen pinacotecas con cuadros pintados hace más de 500 años por pintores autóctonos, pero si están encantados de enseñarte su corta y reciente historia. Están ansiosos por mostrarte un rancho abandonado con algo más de un siglo en pie. Tienen la suerte de haberse establecido en espectaculares paisajes que hace tan solo 3 o 4 generaciones seguían salvajes. Políticas aparte, ya que no soy un defensor de tan erradas actuaciones internacionales en tan corta existencia como país. Solo soy un apasionado de los paisajes que allí se encuentran y que gracias al cine nos son familiares a casi todos.