Los que viajan a Estados Unidos para hacer una ruta en coche por los parques nacionales de la Costa Oeste, rara vez hacen las más de 8 horas de coche que hay hasta Wyoming, o viceversa. Quedando en el olvido tesoros paisajísticos como Yellowstone National Park o el Grand Teton. Viajar a Wyoming es hacerlo al estado de las grandes llanuras y altas montañas que proporcionan un paisaje del más auténtico Far West. A la tierra donde Buffalo Bill fue venerado.
La historia de Wyoming como estado comienza en 1803, tras la compra de la Luisiana Francesa por parte de Thomas Jefferson al mismísimo Napoleón Bonaparte por la módica cantidad de 15 millones de dólares. Empezaron así las expediciones para la exploración de las tierras del Oeste, siendo alistado un aguerrido cazador llamado John Colter. Fue considerado como uno de los mejores cazadores y exploradores del grupo, siendo rutinariamente enviado en busca de posibles caminos. Al regreso de uno de sus viajes informó sobre lo que había visto, pero nadie le creyó y ningún topógrafo llegó a tomarle en serio por temor a cartografiar un lugar de dudosa existencia.
Tuvieron que pasar unas cuantas décadas para que precisamente el hijo de un cartógrafo, Jim Bridger, se aficionara a la exploración del oeste. Su conocimiento de lo que hoy es el Parque Nacional de Yellowstone era total y guió alguna que otra expedición a la zona, teniendo como resultado la misma incredulidad que obtuvo John Colter por parte de todos.
Tras el paso de la fiebre del oro, se acrecentó el interés por explorar las tierras de lo que hoy es Yellowstone y el Grand Teton. Había que corroborar tanto rumor acerca de las maravillas que esas tierras escondían. Y por fin una expedición cuajó, la del general Henry D. Washburn. Esta fue una expedición exitosa en términos de credibilidad en la verificación y el nombramiento de los primeros lugares de interés. Las fotografías de William H. Jackson junto con las pinturas de Thomas Moran terminaron de convencer a los más escépticos de la necesidad de protección de toda la zona.
En 1871 el geólogo Ferdinand Hayden de Massachusetts realizó un estudio geológico en la región de Yellowstone con 50 hombres, contando con pintores y fotógrafos que demostraron ser de gran valor. El resultado fue un informe que convenció al Congreso para establecer Yellowstone como el primer Parque Nacional estadounidense. Ferdinand, con amigos sentados en el Congreso en ese momento, no tardó en obtener ayudas económicas para seguir estudiando los territorios de Missouri y Yellowstone. El 1 de marzo, el presidente Grant firmó un proyecto de ley, estableciendo la región de Yellowstone como parque público. Comenzó así un espíritu por la conservación de grandes espacios naturales.
Incluso Rockefeller Jr. se animó a invertir en la protección de estas espectaculares tierras, comprando más de 12.000 hectáreas que pertenecían a manos privadas para posteriormente donarlas al Servicio Nacional de Parques.
Los ranchos abandonados en estado decadente y otros no tanto pero detenidos en el tiempo, son testigos del paso de los mormones por Wyoming, adornando la vasta llanura del Grand Teton National Park. Una llanura solo rota por las Montañas Rocosas, que cruzan el estado de norte a sur. Se elevan a más de 4.000 metros de altura desde el fondo del valle de Jackson Hole casi verticalmente dando nombre al parque. Nombre que le dieron los franceses por su parecido a las tetas femeninas, cuando acudían por aquí tras las preciadas pieles de castor. Dicen que debido a su forma, pero más bien creo que se debe al calentón que llevaban encima.

Lagos glaciales reflejando la insultante belleza del lugar, ríos como el Snake serpenteando de un lado a otro para adornar el llamado «Pozo de Jackson» o Jackson Hole en inglés. Término el de pozo, utilizado para designar a un valle que se encontraba entre dos cordilleras. Este parque es el lugar idóneo para disfrutar de la naturaleza intacta, donde las actividades más populares son disfrutar del paisaje, observar la vida animal salvaje, fotografiar y salir a recorrer a pie o con una mochila a cuestas alguna de sus innumerables rutas. El Grand Teton es un tesoro que vive a la sombra del buque insignia del Servicio Nacional de Parques Naturales y el favorito de millones de visitantes cada año, Yellowstone.
Yellowstone National Park es considerado como el parque nacional más antiguo del mundo, creado como tal en 1.872. Es Patrimonio de la Humanidad y además forma parte de la lista de la Reserva de la Biosfera de la Unesco. Yellowstone debería ser de visita obligada para todos los que se animan a recorrer la Costa Oeste de EEUU. Visitar Yellowstone es entrar en contacto con la tierra, con la naturaleza y su fauna según se encontraban antes de la llegada del hombre. Pero por desgracia suele ser más una extensión de los circuitos turísticos canadienses, que de las rutas por el Far West, ya que estos parques se encuentran justo en la esquina superior izquierda del estado de Wyoming, teniendo que emplear prácticamente un día en coche para llegar desde cualquier punto de la Costa Oeste.
El parque nacional de Yellowstone se extiende por casi 9.000 kilómetros cuadrados de un ecosistema casi, digo casi, intacto en la Tierra. Porque aunque recibe más de 4 millones de visitantes al año, su gran extensión y su organización hacen que parezca indomesticado por la mano del hombre. Osos grizzly, manadas de bisontes, wapitis, lobos y alces viven en el parque. La conducción aquí debe ser de lo más respetuosa, ya que tú eres el invitado, la fauna que ves está en su hogar y vaga libremente invadiendo los lugares que los humanos hemos construido para poder visitarlos.
Uno de los puntos más visitados del parque, es el Old Faithful. Un géiser que entra en erupción cada 90 minutos, expulsando más de 14.000 litros de agua a una altura de 50 metros. Su puntualidad es el imán para los turistas. Yellowstone tiene además cerca de 10.000 formaciones geotérmicas entre géiseres, manantiales, fumarolas, piscinas de barro chapoteantes… Por ejemplo, el Castle Geyser, que es el más viejo de todos. Lleva casi 15.000 años activo, noche y día expulsando agua. ¿Sabéis la de noches y días que son 15.000 años? Esto demuestra la insignificancia de nuestra existencia en el mundo.
Yellowstone contiene paisajes tan variados, que tan solo con unas vacaciones en este parque sería más que suficiente para ver, más de la mitad de las formaciones geotérmicas que el planeta tiene. Cañones como el del río Yellowstone. Que por cierto, es el que da nombre al parque. Piscinas termales como el Grand Prismatic Spring, la tercera más grande del mundo. O las terrazas de Mammoth Hot Springs, que recuerdan al Pamukale en Turquía.
Con parques de esta envergadura, es normal que hoy en día el estado de Wyoming sea el menos poblado del país. Aunque tiene una extensión de casi el mismo tamaño que el Reino Unido o la mitad que España, solo tiene una población de medio millón de habitantes.
Wyoming tiene también poblaciones que merecen ser visitadas como si de una atracción más se tratase. Un ejemplo de ello es Jackson, que a 5 millas de la entrada del Grand Teton presume de ser «The Last of the Old West», celebrándolo desde hace 36 años en primavera. Acuden turistas de todo el país para deleitarse con música en vivo, espectáculos recreando situaciones del Far West, artesanías, deliciosa comida, rodeos…
Jackson Hole fue antiguamente un aislado pueblo cowboy, hoy famoso por su arquitectura. Su plaza central tiene cuatro enormes arcos de entrada construidos completamente con cuernos de alce. Hay establecimientos de lo más originales, como el «Million Dollar Cowboy Bar», con sus asientos hechos con monturas de montar a caballo.
Y para quien quiera entrar en contacto con un pedacito de la corta historia de Estados Unidos, tiene al este de Yellowstone una población llamada Cody, fundada por el conocido Buffalo Bill. Allí se encuentra el museo de la trayectoria de William Frederick Cody, que es su nombre completo. Buffalo Bill se cargó más de 4.000 búfalos el solito en ocho meses, para abastecer de carne a los obreros que en 1868 construyeron la línea de ferrocarril. Su puntería le convirtió en leyenda viva de la conquista del Oeste.
Consciente de la admiración que despertaba su figura, el año 1883 fundó su propio espectáculo sobre la vida del Oeste, en cuyo reparto llegó a figurar el mismísimo Toro Sentado, famoso jefe indio de la tribu de los Sioux. Al igual que Búfalo Bill es otro importante personaje en la historia de los Estados Unidos. Fue uno de los últimos indios jefe en ser derrotado, ya que se negaba a ceder sus territorios para la construcción del ferrocarril, a la avaricia de los colonos que venían en busca de oro. Pero terminó cediendo y tristemente desplazado a vivir en unas reservas.
Buffalo Bill murió en 1917 y dejó tras de sí una vida de aventuras, pero también de defensa de los derechos de los indios americanos y de las mujeres. De ahí su relación con Toro Sentado. De hecho, en 1869, el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de EE. UU. donde se instauró el «sufragio igual» sin diferencias de género. Nosotros en España tardaríamos en dar efectivamente ese derecho a la mujer casi 100 años, en 1966. Aunque como contrapartida, no podían votar hombres ni mujeres de piel oscura. Haber, esto es Estados Unidos, la tierra de la silla eléctrica y la controversia. No iba a ser todo bonito ¿no?